Informe Temático: Voluntariado, volunturismo, turismo de orfanatos y tráfico de huérfanos

Transforming Children's Care Collaborative

Introducción 
 

La violencia y la explotación de los niños y las niñas que se encuentran en instituciones de cuidado residencial están documentadas como un problema importante en el contexto del turismo de orfanatos, el volunturismo y el voluntariado, que se producen cuando las personas se ofrecen voluntariamente a visitar dichas instituciones, en ocasiones, en el marco de viajes al exterior o vacacionales. Se ubica entre las actividades de voluntariado internacional más populares y está comprobada en al menos 37 países. El volunturismo de orfanatos funciona como un mecanismo crucial para atraer y retener a donantes internacionales al facilitar el contacto de donantes actuales o futuros con niños y niñas. Al popularizarse el financiamiento de los orfanatos y el voluntariado en estos, se ha incentivado una demanda por institucionalizar a niños y niñas, que a veces se ha satisfecho por medio del reclutamiento activo y la institucionalización a largo plazo, infringiendo las medidas de control, violando los derechos de la infancia y atentando contra el interés superior de esta. El reclutamiento o el traslado de un niño o una niña a una institución para su explotación o con fines de lucro constituye una forma de esclavitud moderna y trata de niños y niñas que se denomina «tráfico de huérfanos».

Las formas de explotación documentadas que se asocian con el tráfico de huérfanos incluyen la explotación sexual y laboral, la servidumbre y la institucionalización de niños y niñas para obtener un rédito económico. El volunturismo de orfanatos está vinculado con todas las formas de explotación asociadas al tráfico de huérfanos. Genera un medio de acceso a niños y niñas vulnerables para quienes cometen delitos sexuales contra la infancia, tanto pedófilos como abusadores situacionales. Es una de las principales fuentes de ingresos para quienes explotan a niños y niñas, que se materializa en forma de donaciones, pagos por realizar un voluntariado y mediante el reclutamiento de voluntarios para que recauden fondos. Asimismo, fomenta que los niños y las niñas sean mantenidos en condiciones precarias para despertar la compasión e incrementar las donaciones de los volunturistas, al tiempo que promueve la explotación infantil a través de «funciones» forzosas puestas en escena en los orfanatos para lucrar. 

El tráfico de huérfanos se permite en ciertos entornos en los que el cuidado de la infancia puede mercantilizarse a través del volunturismo de orfanatos, que se entrelaza con la pobreza de las familias, la marginación y la vulnerabilidad; la falta de apoyo comunitario adecuado para los niños, las niñas y sus familias; el uso generalizado e inadecuado de la acogida en instituciones de cuidado residencial; y los sistemas de cuidado alternativo privatizados, con financiamiento externo y débilmente regulados. En dichos contextos, los tratantes reclutan a niños y niñas de familias vulnerables haciendo pasar por ayuda caritativa sus verdaderas intenciones de explotarlos y beneficiarse económicamente de estos niños y niñas. Por distintas razones, las familias también pueden enviar a uno de sus hijos o hijas a un orfanato, confiándoselos inadvertidamente a operadores que pretenden explotarlos una vez que los tienen a su cuidado.