Presentación
Hace casi una década, al aprobar la Asamblea General de las Naciones Unidas las Directrices sobre las Modalidades Alternativas de Cuidado de los Niños, se terminaba de consolidar la idea de que la internación en residencias no debe ser la solución privilegiada para atender la situación de los niños, niñas y adolescentes que pierden o ven interrumpido el cuidado familiar. Hoy sabemos con certeza cuáles son las consecuencias de vivir en un internado y contamos con herramientas para abogar por políticas de desinternación de alcance global, regional y nacional.
Sin embargo, abolir el internado y garantizar el derecho de los niños y niñas a crecer en familia es un desafío muy complejo. No basta con una decisión política de cerrar internados (condición imprescindible); es necesario, además, construir un saber diferente y un hacer entre quienes tratan cotidianamente con los niños y las niñas. Es indispensable cambiar la perspectiva y reconvertir los viejos residenciales en centros de apoyo a la familia, sea de origen, extensa o de acogimiento. Este nuevo enfoque implica transformar las prácticas centradas en el “cuidado cotidiano” por prácticas que apuesten a construir su futuro. Implica elaborar un plan de trabajo para cada niño y niña, que tenga como primera meta que su familia recupere las capacidades de cuidado o, si esto definitivamente no es posible, diseñar un plan alternativo, siempre de base familiar.
Debido a las altas tasas de niños y niñas en internados, desde hace varios años UNICEF en Uruguay viene impulsando y acompañando los esfuerzos nacionales para que sus políticas de protección a la infancia prioricen la vida en familia frente a las instituciones residenciales. Además de los avances normativos que se han dado en los últimos tiempos, hoy existe un compromiso político con el cambio.
Así, el sistema de protección uruguayo se enfrenta al desafío de transformase definitivamente, y para ello es necesario desarrollar herramientas, metodologías de trabajo, estrategias para desinternar a niños en distintos momentos vitales, formar recursos técnicos que permitan ofrecer proyectos de vida para los niños, y de este modo llevar a la práctica estrategias sólidas que reduzcan la permanencia en la institución y desarrollen el seguimiento personalizado de los ni- ños, niñas y adolescentes que ingresan al sistema.
La publicación que se presenta pretende ser un aporte en ese sentido. A partir de la experiencia de trabajo y la reflexión sobre su propia práctica, La Barca ordena, sistematiza y pone a disposición de todos los actores del sistema de protección a la infancia los principales aprendizajes de la tarea realizada en los últimos años.