El fin del silencio: La eliminación del cuidado de niños en instituciones

Hope and Homes for Children

Resumen ejecutivo 

El cuidado institucional es perjudicial para los niños. 

Décadas de investigaciones comprueban que el crecimiento de un niño en una institución posee un impacto nocivo en cuanto a lo psicológico, lo emocional y lo físico, incluyendo trastornos de vinculación, retrasos cognitivos y en el desarrollo, y una falta de capacidades sociales y para la vida que luego concluyen en múltiples desventajas durante la adultez. 

Se ha documentado un catálogo de violaciones a los derechos de los niños en relación al cuidado institucional y como resultado del mismo, un estudio de las Naciones Unidas de 2006 hallóque los niños en instituciones se encuentran particularmente vulnerables a ser víctimas de violencia en comparación con otros entornos, incluyendo abuso verbal, golpizas, castigos excesivos o prolongados, violación, acoso y abuso sexual. 

El cuidado institucional no es necesario. 

En oposición a la creencia popular, la mayoría de los niños en orfanatos no son huérfanos, sino que tienen uno de sus padres o ambos vivos. Casi todos poseen familia extensa. Incluso cuando los niños están privados de cuidado parental y se requiere un cuidado alternativo, éste debe ser provisto dentro de su familia ampliada, en acogimiento familiar en familias ajenas, o en un entorno de cuidado de tipo familiar dentro de la comunidad, tal como lo recomiendan las Directrices de Naciones Unidas sobre las modalidades alternativas de cuidado de los niños

El cuidado institucional es profundamente injusto. 

Como sistema, atrae a niños provenientes de situaciones de pobreza o de familias con una historia de institucionalización, marginalidad y discriminación. La cantidad de niños con discapacidades y los niños pertenecientes a minorías étnicas están sobrerrepresentados en el cuidado institucional, y el sistema les depara una vida de vulnerabilidad y abuso. 

El cuidado institucional está intrínsecamente conectado con la pobreza de familias y comunidades y la provisión inadecuada de servicios. La pobreza es el factor de riesgo subyacente más común que lleva a la separación de los niños de sus padres. Aquéllos que egresan del cuidado institucional sufren múltiples desventajas en la adultez, tales como menos oportunidades económicas, exclusión social, una creciente tendencia al consumo de sustancias, problemas de salud mental, altos índices de suicidio, exposición a actividades criminales y explotación. 

Casi todos los países en el mundo ratificaron la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño (CDN), cuyo preámbulo es claro en cuanto al reconocimiento de que los niños deben crecer en un entorno familiar. Por otra parte, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobólas Directrices sobre las modalidades alternativas de cuidado de los niños en 2009, las cuales fijan un objetivo general de eliminar las instituciones como opción de cuidado. 

La eliminación del cuidado institucional es necesaria y posible. 

Algunos gobiernos en todo el mundo ya han comenzado a reformar antiguos sistemas de protección infantil que se apoyaban en el cuidado institucional, han reintegrado niños a sus familias y comunidades, y han desarrollado el fortalecimiento familiar y el cuidado alternativo basado en familias. Sin embargo, con millones de niños aún depositados en instituciones, y varios millones más en riesgo, nos enfrentamos a un verdadero problema mundial. 

Si bien la protección, el respeto y el cumplimiento de los derechos de los niños es fundamentalmente una responsabilidad del Estado, la coordinación entre determinados actores es crítica para lograr un avance global. Hope and Homes for Children convoca a todos los actores que tienen un rol en el desarrollo, ejecución, apoyo o influencia en los sistema de cuidado nacionales a unir fuerzas en una acción de colaboración a fin de erradicar el cuidado institucional de una vez y para siempre. 

Este documento está disponible en inglés y portugués.

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